No te voy a engañar, esto de emprender no es llegar y besar el santo. Requiere sacrificio, constancia, trabajo, organización y, sobre todo, de mucha confianza y ganas por crear algo tuyo.
Así que cuando, además de ser madre deseas emprender, en tu interior empieza a removerse cierto gusanillo. Miedos, falta de confianza, creencias limitantes, dudas. Y, si fuera poco, la guinda del pastel te la ponen los juicios, por parte de los demás, a tu “locura”.
Si eres habitual lectora de mi blog ya sabrás –a estas alturas– que soy madre de un niño adolescente. Así que –por propia experiencia– puedo decirte que, uno de los momentos clave en la vida de una mamá, es aquel en el que sientes un abismo dentro de ti al percatarte de que tu pequeñín ya no lo es tanto.
Tu rol de madre protectora se va quedando atrás y ves cómo, poco a poco, todo ese tiempo de dedicación a tu hijo va volviendo a ti. Es, entonces, cuando te haces la pregunta ¿y ahora qué? Sientes que has dedicado parte de tu vida a una personita y ahora ha llegado el momento de comenzar algo para ti, de vivir tu vida.
Preguntando a mi buena amiga Flora, qué fue lo que la impulsó a querer emprender, no pude más que coincidir con ella en su respuesta: “querer seguir manteniendo mi cabeza amueblada. Necesito una razón para levantarme cada mañana”.
Y la entiendo perfectamente, porque fue la misma sensación e inquietud que tuve hace unos pocos años. Fui consciente de que mi hijo se hacía mayor y de que había pasado de ser “mamá para todo” a una madre que no sabía muy bien qué hacer con más tiempo libre.
Así que comencé a darle vueltas a mi cabeza, a reflexionar para encontrar “mi elemento”, mi propósito en la vida. No fue nada fácil porque, esa introspección en busca de qué era aquello en lo que podía dar lo mejor de mí y que –además– me apasionara, me mostraba miedos y creencias a los que tenía que enfrentarme si quería avanzar hacia mi propósito.
“La búsqueda de tu Elemento es un viaje en dos direcciones: un viaje interior para explorar lo que hay dentro de ti, y un viaje exterior para descubrir las oportunidades que el mundo te ofrece”
Ken Robinson
¿Cómo lo logré? Pues te confieso que hubo tres elementos clave en mi vida para conseguir saber qué podía ofrecer al mundo y superar los obstáculos que me limitaban:
- Saber rodearme de personas que me hicieron brillar, que realmente me apoyaron y me motivaron con su ejemplo. Si abres los ojos, seguro que lograrás encontrar a esa persona especial cerca de ti.
- Decidirme a iniciar un proceso de coaching con el que conseguí mi objetivo de dejar atrás miedos para volver a confiar en mí misma y en todo lo que podía ofrecer.
- Querer cambiar y ser consciente de que si quería algo debía ir a por ello, lo que me hizo volver a la senda de la motivación.
Empezar mi reinvención personal, como madre pasados los cuarenta y cinco, fue todo un reto que me permitió descubrir qué era lo que verdaderamente me hacía feliz: acompañar a otras personas a cumplir sus metas, creyendo en ellas, superando miedos y obstáculos.
Por lo que, emprender como Coach, me permitió trabajar en lo que hoy es mi pasión: ayudar a mamás que desean emprender con confianza y sin temores.
«La gente que hace lo que realmente le gusta no suele pensar que trabaja, sino que simplemente vive»
Ken Robinson
Pero este reto, también supuso enfrentarme a una segunda parte con la que alguien, con ganas de reinventarse, suele sufrir: los juicios de los demás. ¿Te ha pasado a ti también?
Si eres madre y con deseos de emprender, es posible que la primera reacción de tus amigos o familia ante tu gran noticia fuese la de incredulidad, la de mirarte con cara de “¿pero te has vuelto loca?”
La decepción es lo primero que suele aparecer tras esta muestra de incomprensión por parte de los demás. Decepción por no entender el sueño de una mujer que aspira a “vivir la vida que quiere”, que siente que puede ser algo más que una madre.
Y es aquí donde debes aprender a gestionar tu reacción.
Puedes hacerlo resignándote y aceptando que ellos tienen razón, autoconvenciéndote con pensamientos provenientes de creencias limitantes: “no seré capaz”, “esto no es lo mío”, “lo haré mal”, “y si hago el ridículo”, “y si fracaso”, “cómo voy a desatender a mis hijos”, “no tendré tiempo para mi familia”, etc.
O puedes llenarte de energía y motivación, agarrar tus miedos, aprender de ellos y superarlos. ¿Emprender es difícil? Naturalmente, pero tú eres la única que puede mantener el foco en lo que deseas. Saber a lo que te enfrentas, conocer tus limitaciones y mejorar. Aprender, aprender y aprender. Tienes que valorar si lo que está por venir compensa lo que dejas atrás.
“Un objetivo sin un plan es solo un deseo”
Antoine de Saint-Exupéry
Solo con el convencimiento de que tu plan de acción hacia el objetivo es posible, lograrás poner la primera piedra en tu nuevo futuro. Mira hacia delante y mantén viva tu visión de lo que te hace realmente feliz. ¿Ya sabes qué es?
Pero ¿y si lo que falla para dar el paso es que no sé lo que quiero? Te tranquilizará saber que no eres la única en esta situación. Es una de las grandes preocupaciones cuando la idea de reinvención está en el aire, no saber qué es lo que realmente te gustaría hacer, qué es aquello en lo que invertirías tiempo, esfuerzo e ilusión.
Tienes el deseo de avanzar en tu vida, de ser algo más que madre, pero te bloqueas a la hora de definir qué es lo que te apasiona. Si estás en este punto, te animo a que leas el libro de Ken Robinson, “Encuentra tu elemento”. En él, el autor nos propone tres procesos fundamentales para descubrirlo:
- Eliminar el ruido → Tienes que conocerte mejor e invertir tiempo en ti sin que las opiniones de los demás te influyan.
- Cambiar tus perspectivas → Desafía las opiniones de otros sobre lo que eres capaz de hacer. Mírate de otra manera.
- Darte una oportunidad → Para saber que hay dentro de ti, también debes mirar hacia el exterior. Así crearás nuevas oportunidades ¡aprovéchalas!
Existen otros factores a los que te puedes enfrentar si deseas emprender, como la incertidumbre económica o el miedo a no ser capaz de conciliar tu tiempo de trabajo con el de la crianza.
Organización y un plan de negocio bien definido antes de emprender, te ayudarán a tener un claro mapa delante de ti de la inversión en tiempo y dinero que te ocupará, así como los recursos de qué dispones y las carencias que deberás superar con aprendizaje.
Como te dije al inicio de este post, emprender no es fácil, pero si construyes una buena base donde apoyarte y, además, lidiar con tus emociones, entonces, ¡no habrá quién te pare!