fbpx

No es fácil explicar lo que significa ser una Persona Altamente Sensible. Te puedo contar que no es una patología sino un rasgo de la personalidad descubierto por la psicóloga Elaine Aron y que lo poseen entre un 20% a 30% de la población.

Gracias al sistema neuro-sensorial más desarrollado, las PAS tienen la capacidad de captar y procesar un gran número de estímulos en un período muy concentrado de tiempo lo que les provoca una enorme sobreestimulación.

Las Personas Altamente Sensibles, además, son empáticas y enormemente emocionales, procesan de un modo profundo la información y son capaces de percibir sutilezas y detalles, a su alrededor, mucho más allá que los demás.

Dicho así, suena algo confuso y difícil de comprender si no lo experimentas en tu propia piel. Estoy convencida de que, si has llegado a este post, por casualidad o atraída por el título, es porque sientes que hay algo que no cuadra dentro de ti y necesitas ponerle nombre.

Una alta sensibilidad que no puedes definir, ni explicar a los demás porque, simplemente, todavía no la conoces bien o ni siquiera sabes que existe.

Convives con ella, incluso en ocasiones, “sobrevives” a ella, pero te falta descubrir lo que significa ser una Persona Altamente Sensible, dar respuesta a esas dudas sobre ti que llevas arrastrando desde hace años.

Te encanta la naturaleza, te llena, te conecta contigo misma. Solo sabes que en ese lugar te sientes libre, más tú, desconectada de todo, en paz, en calma. Pero al mismo tiempo, tanta sensación de plenitud te llega a superar, a colapsar… a preguntarte ¿por qué?…

Paseas por el bosque absorta en tus pensamientos mientras percibes sonidos escondidos que, para ti, son bellas notas en el aire. Caminas disfrutando del momento, de la brisa que refresca tu cara, de las hojas que pintan de colorido otoño los árboles que te rodean.

Y te quedas embobada, fascinada, sin palabras, como si tu cabeza no pudiera asimilar todo lo que te llega a través de esa mezcla de detalles que la propia naturaleza te está regalando.

Ha sido un día intenso, demasiado quizás, para lo que tu sensibilidad puede tolerar…

Llegas a casa y, en tu cabeza, todavía resuenan imágenes, olores, sensaciones, sonidos que te sumergen en una constante nube de pensamientos indomables que hacen que te emociones sin saber por qué.

Hay tanto que procesar… Sigues a tus cosas aunque estés algo cansada. Pero a medida que el día llega a su fin, ese cansancio empieza a ser más pesado, más drenante, sintiéndote saturada, torpe, con la mente nublada…. Agotada.

Apenas queda rastro de toda aquella energía que te mantenía pletórica en tu paseo por el campo. Notas que se escapa y que te impide concentrarte en nada, en hacer nada y te preguntas “¿Por qué siempre me pasa esto cuando disfruto de un día genial? Que frustrante es…”

Necesitas estar a solas, que nadie te moleste. Tu habitación es ideal. Allí tienes tu rinconcito de silencio, donde mimarte cuando te sientes tan pesada mental y físicamente. Es como si te enchufaran y tu batería se fuera recargando poco a poco.

Es algo que lograste encontrar tú sola. Un refugio para tus momentos de saturación, de esos momentos en los que parece que todo tu entorno se vuelve pesado y te sobrepasa.

Como cuando estás rodeada de gente en un centro comercial, o estás en una fiesta con la música de fondo sonando sin parar o cuando estás en una cena familiar y el propio ruido de las conversaciones hacen que desees huir de allí.

“¡Necesito salir corriendo!”

Y vuelves a cansarte, a quedarte sin energía, a saturarte hasta que logras volver a la calma.

Tanta emocionalidad, tanto deseo de ayudar porque algo dentro de ti te anima a hacerlo, tanto malestar cuando algo no te sale tan perfecto como te gustaría, tanto darle vueltas a las cosas dentro de tu cabeza, tanta indecisión, tanta saturación…

Y tanto disfrute en lo que te gusta, tanto detalle a tu alrededor que descubres, tanta belleza en cualquier rincón que solo tú sabes ver, tanta escucha a los demás, tanto saber estar contigo misma, tanta sensibilidad.

Así eres. Una Persona Altamente Sensible, una PAS. Y está bien, no hay que rechazar tu rasgo sensible sino aceptarlo y aprender a gestionarlo para que puedas convivir de un modo sano con él.

Quizás ahora necesites dar respuesta a esas dudas sobre tu alta sensibilidad o reconocer en ti misma si eres realmente una PAS. Y un primer paso es aprender a ser consciente de cómo te afecta, de cómo lo vives y de qué herramientas tienes para gestionarlo ¡Te animo a que tomes acción y empieces a descubrirlo!

Como coach especializada en Personas Altamente Sensibles, me haría muy feliz acompañarte en este proceso, despejando tus dudas y enseñándote a manejar y a reconocer en ti las características de tu lado más sensible.

¿Amiga PAS, te animas a iniciar este viaje de autoconocimiento?

Anterior