Helga García Coach
Te acompaño a crear una vida en equilibrio abrazando tu alta sensibilidadApasionada de la vida me encanta viajar y conocer otras culturas, disfrutar del sol, del mar, del silencio para pensar, degustar una buena taza de café, leer, escribir, aprender de los demás, aprender de mí…

Logré reencontrar la motivación en el mundo del desarrollo personal y así fue como me certifiqué como Coach Personal y tiempo después como Coach Infanto-Juvenil y Familiar.
Ahora sí disfruto de lo que hago, acompañando desde el autoconocimiento a otras mujeres a crear una vida en equilibrio conectando con su sensibilidad
Un viaje de descubrimiento hacia la Alta Sensibilidad
Antes de saber que era una persona PAS, vivía sintiendo que había algo en mí que desentonaba dentro de la «normalidad» de los demás. Sentirme incómoda en las fiestas, no gustarme los lugares masificados de gente, preferir una tarde de charla tranquila en lugar de querer ir a la discoteca por la noche, sentir toda la preocupación y el dolor de la otra persona como si fuera mío, darle mil vueltas a mis propios pensamientos hasta agotarme, emocionarme de un modo intenso por pequeños detalles de mi alrededor…
Cuando descubrí mi alta sensibilidad pude encajar todas estas piezas que faltaban en el puzle de mi vida. Significó darle claridad a mi modo de sentir y entender el mundo.
Mi autoestima siempre había tenido altibajos a lo largo de mi vida. En especial, cuando fui consciente de que mi maternidad se encontraba a las puertas de conocer lo que era la adolescencia de mi hijo. Ese momento me hizo despertar y darme cuenta de que me había dejado arrastrar por mi deseo innato de ayudar a los demás pero sin cuidarme a mí misma.
Como buena Pas, le daba mil vueltas a qué iba a hacer cuando mi hijo no dependiera tanto de mí. No sabía que me ilusionaba ni que podía motivarme hasta que mi curiosidad (eso nunca faltó) me hizo buscar información sobre el desarrollo personal.
A mi regreso a España, tras vivir un par de años en Dubái, quise ponerme en marcha y fue gracias, a un proceso de coaching, que me reactivé y reinventé. Vi que aquello del coaching me apasionaba y que, además, cumplía mi propósito de vida que no era otro que ayudar a otras personas a ser felices con su vida.
El autoconocimiento fue, sin duda, mi tabla de salvación y la de muchas otras personas a las que pude ayudar cuando me certifiqué como Coach Profesional.
Aprender a mirar en mi interior, a conocerme y a gestionar mis emociones, me ayudó a tener claridad sobre aquellas creencias y miedos que me estaban limitando y que me hacían permanecer en mi “cuevita” particular sin querer mostrarme tal y como era.
Logré reencontrarme e ilusionarme al tener consciencia de lo que era realmente importante en mi vida y, sobre todo, recobré la confianza en mí misma, sabiendo valorarme de un modo positivo y cuidando mi bienestar por encima de todo.

Actualmente, puedo decir que vivo una vida en equilibrio, en calma, disfrutando de mi sensibilidad y sintiéndome libre de vivir bajo mi particular forma de ver, sentir e interpretar la realidad. Disfrutando de quién soy, de lo que hago y de todo lo que compone mi mundo.
Salir de mi zona de confort y, atreverme a dar el paso a mi reinvención como mujer, fue algo de lo que no me arrepiento porque cerca de los cincuenta, ser quién quiero ser es un maravilloso reto que logré alcanzar.
Ahora, puedo decir orgullosa que me apasiona mi trabajo como Coach, algo que logré haciendo realidad lo que no veía, saber cuál era mi propósito de vida:
ACOMPAÑAR A MUJERES SENSIBLES A CONECTAR CON SU LIBERTAD Y DISFRUTE ABRAZANDO SU ALTA SENSIBILIDAD
