Solemos asociar el cansancio con el haber realizado alguna actividad física previamente pero, pocas veces, nos damos cuenta de que «pensar» también es un acto de nuestro cuerpo y, como tal, hacerlo de un modo excesivo acaba por agotarnos.
Te tranquilizará saber –si no lo sabes ya– que, para una PAS, perderse en pensamientos que parecen dar vueltas sin fin es lo normal. Por tanto, intentar apagar todo este ruido mental, acaba siendo una necesidad.
Y es que sentirte en calma no tiene precio ¡palabra de PAS!
Con este post, me gustaría mostrarte la importancia de saber distinguir esos momentos en los que necesitas relajar tu mente para no sentirte tan cansada.
Si eres una persona altamente sensible, rumiar o tener un intenso diálogo interior, forma parte de tu rasgo. De hecho, es uno de los pilares fundamentales de las persona altamente sensible: poseer un procesamiento profundo de la información.
No sé tú, pero yo tengo momentos en los que las películas que me monto en mi cabeza son de Oscar. Venga a darle vueltas y vueltas sobre ideas o situaciones que me han pasado. Aunque la verdad es que, el autoconocimiento, me ha ayudado a frenar y relajar mi mente.
Es lo bueno de aprender a conocerse y, en especial, de saber cómo afecta tu rasgo en tu vida y en el modo de actuar. No es lo mismo enfrentarte a tu día a día sabiendo cuándo y cómo puedes sobreactivarte y disponer de herramientas y pautas para rebajar esa saturación, que acumular toda esa frustración por sentirte mal y no poder hacer nada.
En lo que respecta al pensamiento profundo de las personas altamente sensibles, en ocasiones se hace complicado ser consciente de cuando entras en este bucle de reflexión y búsqueda de respuestas.
Porque, para nosotras las PAS, encontrar la solución a un problema, decidir sobre algo o darle sentido a una situación vivida, supone exprimir nuestro cerebro para que intente acceder a todos los hipotéticos resultados posibles.
Y, claro está, toda esta profundidad de reflexión acaba por cansarte y agotarte, aunque no haya sido un día especialmente activo, físicamente, para ti.
¿Qué señales son las que te indicarán que debes relajar tu mente PAS? Estas son algunas que te resultarán familiares:
Le das vueltas sin parar y te preocupas por alguna situación vivida
Como PAS, puede que empieces a reflexionar sobre alguna experiencia que haya perturbado tu día y acabes dándole vueltas, sin parar. Lo que haces es ir buscando respuestas al por qué alguien –o tú misma– actuó de una determinada manera o qué pudiste hacer –o dejar de hacer– durante esa situación que te removió.
Es ahí cuando, sin descanso, tu mente empieza a ponerse en marcha y a hilvanar pensamientos, justificaciones, culpabilidades, ideas, visiones, etc. siempre referidos al episodio pasado.
Aunque, estas experiencias no tienen por qué ser siempre sobre algo negativo. Incluso, si alguna de ellas ha supuesto un impacto realmente positivo en tu vida, la mente PAS la recrea en bucle para diseccionarla, buscando el instante más agradable, las sensaciones más poderosas o recrear el momento más emotivo.
Con todo este exceso de información rodando por tu cabeza como si fuera una jaula de hámster, no es de extrañar que acabe sobreactivándote y, finalmente, agotándote sin que te des cuenta de ello.
Piensa que, si te sientes constantemente preocupada tras darle vueltas a un mismo pensamiento, es por que sientes que hay algo que no puedes controlar dentro de la situación, lo que te llevará a generar un estado de estrés y malestar.
Es importante que intentes ser consciente de cuándo tus pensamientos están siendo excesivos y con tendencia a centrarse en la misma situación o experiencia.
Creas un diálogo interior en el que dudas constantemente
La intensa reflexión que solemos tener las PAS, en lo que respecta a temas profundos o relacionados con aspectos trascendentales de nuestra vida, es algo que que hay que poner en valor. Sabemos escuchar y estar presentes, al mismo tiempo que transmitimos confianza a los demás.
Se atreven a contarnos sus inquietudes y sus problemas aunque no nos conozcan mucho porque, con nuestra gran empatía y serenidad, sabemos darles consejos y reconfortarlos desde la calma.
Aunque, todo ese poder de escucha, también nos permite atender nuestro interior de un modo profundo. Te preguntas mil veces por qué te pasa esto o aquello, o intentas decidir algo que puede afectar a tu vida. Y aparecen los miedos a fallar, a no elegir la mejor opción.
Te escuchas y te respondes dentro de tu cabeza como si estuvieras delante de una buena amiga. Y cuanto más analizas y reflexionas, más dudas te entran. Y así hasta que te sientes agotada.
Piensas, reflexionas demasiado y acabas por saturarte. ¿Qué hacer, entonces, para relajar tu mente PAS y ese continúo diálogo interior?
De nuevo se hace presente el autoconocimiento. Te ayudará a ser consciente de ese momento rumiante en el que, tu propio deseo de querer entenderte y dar con la mejor solución a un problema o situación, acabará por introducirte en una espiral de dudas para evitar equivocarte.
Así que procura dejar descansar tu mente y háblate solo para decirte: «date permiso para fallar y descansa«.
Te recreas en el pasado y en el futuro sin pararte en el presente
¿Te suenan los «Y si…»? Relacionado con las dos señales anteriores, para las personas altamente sensibles, pensar demasiado sobre algo del pasado, o sobre algo que podría suceder en el futuro, es fruto de todo ese pensamiento y reflexión sobre la vida que tanto les llena.
Pero, el exceso, acaba por provocar sufrimiento, saturación y cansancio. Te recreas en hechos del pasado, en acciones, en todo aquello que pudiste haber hecho diferente. Y también piensas en el futuro, en como sería si tomaras una decisión u otra o en cómo te afectaría.
¿Qué sucede cuando te recreas en el pasado y en el futuro de un modo intenso? pues que no te paras en el presente. Lo dejas pasar de largo sin ser consciente de que lo que importa es lo que estás viviendo, en el aquí y en el ahora.
Amiga sensible, céntrate en lo que está en tu mano, en lo que puedes controlar y deja que lo que tenga que pasar, pase.
Te darás cuenta de que, estando más en el presente, tus ganas de ponerte en acción aumentan y, por tanto, todo esa neblina de pensamientos también acabará por mantenerse por menos tiempo en tu mente.
Así que solo puedo decirte que intentes ser consciente de cómo vives, de en qué piensas y cómo lo haces, de cuánto tiempo pasas anclada o caminando en círculos con los mismos pensamientos. Que descubras qué emociones te generan, qué sentimientos, qué juicios o creencias.
En definitiva, vive desde el autoconocimiento y aprende a relajar tu mente PAS para lograr una vida de calma, tranquilidad y disfrute abrazando tu sensibilidad.
¿Cómo te afecta el exceso de pensamiento? ¿Sueles acabar agotada?