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No sé por qué pero, últimamente, me he encontrado inmersa en charlas con amigas en las que me contaban cómo la vida se había transformado en un vivir para otras personas, olvidándose de lo que más importa, vivir la suya.

Insistían en la sensación de haber perdido la motivación por su día a día y en lo poco ilusionante que se había convertido. Y todo porque se habían resignado, sin apenas percibirlo, a cumplir los deseos de los que les rodeaban.

En estas conversaciones acababa por hacerles la misma pregunta «¿quieres vivir tu vida o la de los demás?» Debe ser una pregunta mágica o como solemos decir en el mundo del coaching, una pregunta poderosa porque nada más lanzarla al aire algo cambió en sus miradas.

Y en estas me encuentro yo ahora, reflexionando sobre qué hacemos mal para que una llegue a sentirse así. Te confieso que como coach las respuestas las tengo claras pero quizás, quién se encuentre en esta situación, el lograr vivir su vida y no la de los demás, le parezca una quimera.

En las conversaciones que he tenido siempre había una constante, la sensación de dejarse llevar y de alejarse de quién una era. Cuántas veces hacemos algo (o no hacemos) pensando en el que dirán… demasiadas creo yo… ¿y qué precio se paga por ello? El de tener la sensación que se vive una vida impostada, fingida y que no te pertenece.

¿Cómo lograr vivir tu vida? ¡Pon límites, sé asertiva!

Una de las claves para que sientas que vuelves a tomar las riendas de tu vida es la de mantener unos límites que marquen la diferencia entre lo que tú quieres y lo que desean los demás para ti.

Es hora de poner en práctica la asertividad y atreverse a decir un NO cuándo así lo sientas. Este NO es la primera piedra para construir esos límites que tanto se te resisten. ¿Hacemos una prueba?

Imagina que estás en una situación en tu vida en la que esté presente esa sensación de incomodidad por estar realizando algo que no está acorde con lo que quieres. Ahora visualízate siendo la persona que quieres ser... no tengas prisa… quédate ahí…recréate en esa imagen, en esa persona asertiva, poniendo límites, alineada con tus deseos, diciendo en voz alta y con seguridad un NO… conecta con sentimientos y emociones… siéntelos en ti… ¿cómo te sientes?… ¿qué sensaciones, emociones te llegan viéndote, oyéndote, sintiendo que pones límites?…

Es momento para que reflexiones y te hagas estas preguntas:

  • ¿Para qué quiero vivir la vida que quiero?
  • ¿Qué gano / pierdo viviendo la vida que quiero?
  • ¿Qué gano / pierdo viviendo la vida de los demás?

¿Qué te dicen tus respuestas?

Otro buen ejercicio es el de recordar un momento en tu vida en el que lograste mantenerte y no ceder ante otra persona. Una vez que lo tengas, pregúntate:

¿Qué hice entonces para lograrlo?

Con esa respuesta, vuelve a conectar con las sensaciones que te llegan al recordar el momento y aprovéchalas para traerlas al presente. Es un ejercicio que suelo invitar a mis clientes a realizar y te puedo asegurar que esas sensaciones con las que conectan son tan poderosas que logran tomar conciencia de que el cambio en ellos es posible.

Si ya lo hiciste una vez ¿qué te impide volver a hacerlo ahora o las veces que te lo propongas?

Nuestra mente es tan poderosa que en ocasiones nos parece luchar contra ella sin saber por qué, pero la realidad es que somos nosotros mismos quienes creamos esa resistencia a través de nuestros pensamientos, creencias o juicios.

«Para que tu vida tenga sentido tienes que vivir de acuerdo a tus pasiones, tus valores y tus habilidades»

Elsa PUnset

¿Te atreves a dar el paso?

En ocasiones los padres diseñan un proyecto vital para sus hijos a medida de sus expectativas personales no satisfechas. Todo les parece poco si no cumplen con los parámetros por ellos marcados. Y cuando los hijos crecen y pretenden elegir un camino diferente al soñado por sus mayores nos encontramos o bien, con una crisis familiar por la rebeldía o bien, con un hijo desencantado porque se ve “obligado” a encaminar sus pasos hacia un camino no deseado.

Pues ya está bien de vivir la vida que quieren los demás ¿no te parece? Sé rebelde, plántate y sé tú, sé la persona que quieres ser y vive la vida que tú deseas. Porque no lo olvides, en este mundo estamos para ser felices y si la mayoría del tiempo que vivimos lo hacemos mirando hacia otro lugar, alejado de nuestro interior, de nuestra esencia y deseos ¿qué nos queda?, amargura e infelicidad.

Vivir la vida que tú quieres implica atreverse a dar un paso más allá a miedos y resistencias que las propias creencias y juicios heredados nos provocan. En tu mano está el lograr abrir las puertas a esos temores y enfrentarte a ellos. No huyas de tu miedo, ¿por qué no aprovechar su presencia?, aprende de él. ¿Qué te dice? ¿A qué te resistes? ¿Por qué está ahí?

¿Cómo hubiese sido mi vida esperando el juicio de otras personas? Pues hubiese tenido otro hijo «para buscar la parejita», hubiese tenido que vivir en la misma casa y en la misma ciudad porque «para qué vas a cambiar», hubiese tenido que conformarme con soñar como sería eso de ser expatriada y conocer nuevas culturas porque «si ya estáis bien aquí, para qué vivir fuera», no tendría un tatuaje, no hubiese vuelto a los estudios después de los cuarenta y muchos, no sería mujer emprendedora… no sería coach… no estaría escribiendo…

Atrévete a dar el paso mirando al futuro, a tu futuro, a ese estado de paz y tranquilidad al que quieres llegar porque sabes que es dónde realmente te sentirás feliz y plena. 

«Tu tiempo es limitado así que no lo malgastes viviendo la vida de otro»

Steve Jobs

Y tú ¿Qué vida vives, la que quieres o la que desean los demás? Cuéntamelo en los comentarios. ¡Estaré encantada de leerte!. ¡Te espero!

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